Apelación a la conciencia de los hombres

Desde Dachau a los Derechos del Hombre – un doble aniversario

En momentos en que toda la humanidad celebra el quincuagésimo aniversario de la proclamación de la Carta de los Derechos del Hombre, es menester recordar el horrible precio que tuvieron que pagar los adversarios de la dictadura hitlerista por haber osado defender el derecho a la libre expresión, aun antes de que exitiera Carta alguna.

En la conciencia de toda la humanidad el nombre de Auschwitz ha logrado un nombre simbólico terrorífico por la pretensión del Reich-Nazi de exterminar íntegramente a toda una raza por la sola razón de su propia existencia y de su carácter distinto.

No debiera cometerse el error de permitir que esta expresión de atrocidad tenga el efecto de obnubilar totalmente otra expresión tan trágica como criminal como la que representa el Campo de Concentración de Dachau.

El nombre de Dachau goza también de idéntico privilegio y conlleva también una carga de vergüenza.

Pues en Dachau fue erigido por orden de Hitler, ya en el año 1933, es decir, siete años antes de la construcción de Auschwitz, el primer Campo de Concentración. Dachau sirvió de modelo a las demás construcciones erigidas con el mismo propósito: los Birkenau, los Breendonck, los Buchenwald, los Dora-Mittelbau, los Mauthausen, los Natzweiler-Struthof, Neungamme, Oranienburg-Sachsenhausen, Ravensbrück, Treblinka, sin agotar una interminable lista de nombres.

En marzo de 1933 después de haber sido convertido Hitler en Canciller Alemán con el 52 % de los votos emitidos, de los cuales 44 % provienen del partido Nazi y los restantes 8 % del partido nacionalista, pone éste inmediatamente en marcha su primer plan de acción: la eliminación de toda oposición, la destrucción de todo espíritu libre, de todo pensamiento no sometido al principio personalista y autoritario de mando ("Führerprinzip").

El Campo de Concentración de Dachau fue abierto hace 65 años para eliminar a todos los enemigos del Nacionalsocialismo: sacerdotes, comunistas, socialistas, liberales de todas las clases y colores, entre ellos también, agnósticos, católicos, protestantes y judios, unidos todos en la voluntad común de gozar de libertad.

La raza no se hallaba aquí aun presente, sino solamente el crimen imperdonable de negarse a prestar obediencia y la de haber optado por la libertad de pensamiento y de opinión.

La aplicación del segundo propósito nazi , la del asesinato de los grupos humanos de judíos y gitanos considerados "inferiores", completará posteriormente los designios monstruosos, sin ejemplos, sin límites, de los asesinos nazis.

Ninguna de las dos ignominias deberán ser borradas de la memoria de la humanidad, sin correr el riesgo de una repetición de estos hechos.

Los sobrevivientes del primer Campo de Concentración nazi de Dachau:

El Comité Internacional de Dachau (C.I.D.)